El mundo ha cambiado y seguirá haciéndolo. Esta es una máxima que, como padres, debemos enseñarles a nuestros hijos para que entiendan el valor de la resiliencia. Debemos inculcarles una actitud autodidacta para enfrentarse a los obstáculos que la vida les colocará en su prometedor camino. Vivimos en una sociedad competitiva y es vital que los jóvenes comprendan que el aprendizaje no solo se limita al ámbito escolar. También, y más importante, aprender es un ejercicio de desarrollo personal. Si fomentamos que sean hijos autodidactas, les capacitamos para luchar por su propia carrera, sea cual sea, pues según un estudio el 60% de las profesiones del futuro aún no existen. Queremos ayudarte a que tu hijo sea un experto en alguna de ellas.
¿Qué define una actitud autodidacta?
Como decíamos, a la próxima generación le espera un mundo muy diferente al nuestro. La herramienta más útil que le podemos dar a nuestro hijo para que gane sus propias batallas es dotarle de autodidactismo. Para eso deberá trabajar variaos aspectos, como puede ser su curiosidad y su motivación a seguir aprendiendo. Cada día es un reto y así deberá tomárselo. La constancia será su mejor aliada a la hora de enfrentarse a largas horas de estudio y análisis crítico, lo que requiere también reforzar la concentración durante el proceso.
Si atesora la curiosidad y la motivación por el aprendizaje, la confianza en uno mismo irá siendo reforzada con el paso del tiempo. Esto le favorecerá a la hora de encontrar soluciones rápidas a problemas cotidianos, pues sabrá identificar por sí mismo las claves de forma eficiente al gozar de una mayor agilidad mental. Además, esta confianza le restará presión ante el miedo al error y el fracaso, pues está acostumbrado a medir el nivel de esfuerzo y el resultado consecuente. Tendrá plena confianza en sus habilidades y capacidades.
Consejos útiles para conseguir tener hijos autodidactas
El aprendizaje no es exclusivo del ámbito escolar. Nuestra labor como padres es dotar a nuestros hijos de herramientas útiles para defenderse por sí mismos, lo que incluye inculcarles su propia búsqueda del aprendizaje. Estos consejos te ayudarán a conducir su progreso, a saber cómo alentarlos, a reforzar su propia base académica, profesional y también vital.
Aprender divirtiéndose es posible
Estudiar no solo incluye hincar codos. También podemos inculcar a nuestros hijos que hay alternativas para reforzar el conocimiento van más allá de los libros. Documentales, películas, audiolibros, exposiciones o excursiones pueden ser un buen complemento para apoyar su formación académica. Incluir a sus amigos es estas dinámicas siempre es un plus, pues relacionarán que aprender no siempre es tedioso.
La paciencia siempre es una virtud
Si buscamos que ellos aprendan por sí mismos y amen este proceso, debemos dejarles que cometan errores. Solo así serán capaces de analizar qué les ha impedido llegar al éxito y tener la propia iniciativa y motivación de buscarlo en su segunda incursión. Si carecemos de paciencia, terminaremos por entorpecer su estrategia de pensamiento y, lo que es peor, añadiendo una presión innecesaria que puede provocar a sentimientos de frustración.
Cuida tus palabras de aliento
Para los jóvenes, sus padres son su máximo referente y una fuente de validación. Su opinión lo es todo y elegir adecuadamente las palabras de ánimo en los momentos clave puede ser determinante. Hay que elogiar especialmente el esfuerzo empleado en la tarea y no tanto el resultado final, para así reforzar sus ansias por aprender más. Si son pequeños, evitemos juicios de valor en sus trabajos, es preferible mostrar simplemente interés por lo que han realizado, haciéndoles preguntas sobre el proceso y la ejecución.
Adapta los retos a sus habilidades
Exponer a nuestros hijos a retos por encima de sus habilidades, es arriesgarnos a toparnos con la frustración y las actitudes de evitación. Buscamos que ellos mismos deseen aprender, por lo que siempre hay que mantener un nivel óptimo de dificultad en las tareas para que supongan un reto, pero sabiendo que podrá cumplirlo si emplea el esfuerzo y la constancia como principal estrategia.
El poder de una justa recompensa
Al final son niños y muchas veces aprenden antes la lección si se les premia, que si empleamos castigos. Por ello, un sistema de recompensas según los logros puede incentivar su esfuerzo. Eso sí, mejor si el premio no es material, no queremos que su atención se desvíe del objetivo.
Las comparaciones son odiosas
La rivalidad es insana cuando genera inseguridades y sentimientos negativos en los jóvenes. Las comparaciones no benefician, por lo que es preferible hacer que el niño se sienta especial por haberse esforzado, antes que por el resultado concreto. No siempre será el mejor, pero sí que aprenderá a luchar por ser el más preparado.
En definitiva, el mundo está en constante evolución y existe incertidumbre por saber qué les deparará el futuro a nuestros hijos. Lo mejor que podemos hacer ahora es inculcar en nuestros hijos la actitud autodidacta, lo que les capacitará para la difícil prueba en la que a veces se convierte la vida.