Como ciencia social que analiza los procesos cognitivos y la conducta de los seres humanos, la aportación de la psicología a la educación es esencial. En la enseñanza y el aprendizaje concurren factores individuales que pueden facilitar o entorpecer dichos procesos cognitivos. Una de las funciones de esta disciplina es identificarlos y comprender su influencia.
El servicio de psicología en el centro educativo
La psicología infantil y juvenil se encarga de los primeros años de vida, lo que incluye también la etapa de la adolescencia. Tiene como objetivo global mejorar el bienestar y desarrollar las habilidades para interpretar el entorno e interactuar con él de forma saludable.
Sin duda, la personalidad y las particularidades individuales, así como el estilo y el ritmo de aprendizaje, hacen de cada estudiante un ser único, cuya singularidad es fundamental respetar. Sin embargo, en muchos casos existe la necesidad de desarrollar ciertas destrezas o mejorar las relaciones con el entorno social o institucional.
Bajo estas circunstancias, la psicología juega un papel determinante en las etapas de educación infantil, primaria, secundaria y bachillerato. Dentro del centro educativo constituye una asistencia profesional que tiene efectos positivos, tanto en la trayectoria vital como en la académica.
En sus complejas tareas, el psicólogo infantil se apoya en distintas ciencias. Se trata, por tanto, de un profesional en posesión de sólidos conocimientos en disciplinas como la psicología evolutiva, la neuropsicología y la psicopatología.
Beneficios más importantes
Son muchos los retos que se presentan en el contexto escolar. A las características individuales de cada estudiante se suman las maneras de aprender y relacionarse en las distintas las etapas del desarrollo. En consecuencia, la selección e implementación de las estrategias metodológicas cambia de un alumno a otro.
Dificultades en el aprendizaje
Uno de los objetivos de la educación es ayudar al estudiante a desplegar y nutrir las funciones cognitivas, tales como la atención, el lenguaje, la solución de problemas y el razonamiento. Durante la infancia puede manifestarse una amplia gama de trastornos, que llegan a generar retraso escolar.
Entre ellos, destacan las dificultades para calcular, leer o escribir, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDHA) y el trastorno del espectro autista. El apoyo profesional es decisivo para identificarlos precozmente, diagnosticarlos mediante exploraciones individuales e intervenir para mejorar las capacidades del estudiante.
Integración social
Establecer relaciones armónicas con los compañeros y profesores es un factor determinante para el bienestar. Las primeras amistades significativas se entablan en la escuela, y la pertenencia a un grupo se facilita al emplear herramientas destinadas a reforzar la autoestima y aprender a controlar las emociones.
Es importante también poder detectar precozmente los casos de acoso escolar. Llegan a tener consecuencias graves y conducen al aislamiento y al daño emocional.
Terapia familiar
Existen desajustes que se generan en el entorno familiar, incluso cuando hay compromiso, expresiones de afecto y buena comunicación. En estos casos, el análisis de las relaciones interpersonales y de las dinámicas familiares ayuda al psicólogo a comprender el origen del problema.
Es una información esencial para trabajar con los demás miembros del núcleo familiar, orientarlos y ayudarlos a aceptar las diferencias para lidiar con ellas de una manera más productiva. Con el aprendizaje de ciertas estrategias y herramientas se favorece la resolución de las situaciones conflictivas y los inconvenientes futuros podrán afrontarse con una actitud más asertiva.
Realización de pruebas colectivas
Los test psicológicos están conformados por varias modalidades de instrumentos psicométricos, que se diseñan en función de distintos objetivos y edades. Forman parte de las funciones básicas de un servicio de psicología escolar, porque la interpretación acertada de los resultados requiere de la experiencia y los conocimientos de un psicólogo.
Por ejemplo, disponemos de test destinados a calificar las aptitudes académicas y a determinar los intereses o los rasgos personales, que se aplican a partir de los 12 años de edad. En los primeros se evalúan las capacidades verbal y espacial, la atención, la concentración, el razonamiento, la ortografía y las destrezas numérica y mecánica.
El Departamento de Orientación
En la orientación vocacional se evalúan los talentos y aspiraciones de cada alumno de cara a los estudios superiores. El concepto, que surgió hace ya más de un siglo, se ha ampliado considerablemente y se entiende en la actualidad como una guía para transitar exitosamente del centro educativo al trabajo.
Entre los aspectos que se han ido sumando a los departamentos de orientación, destacan la educación para la ciudadanía, la atención a la diversidad y la resolución de conflictos. Son elementos que componen lo que conocemos como “orientación” y su finalidad es asistir en el desarrollo académico, profesional, social, emocional, cognitivo y moral de los estudiantes.
La educación se perfecciona cada día gracias a la participación de los psicólogos, que conocen los complejos procesos de enseñanza y aprendizaje. Además, contribuyen a proporcionar un entorno social y emocional adecuados para que cada estudiante alcance el bienestar y el óptimo rendimiento académico.